sábado, 21 de febrero de 2009

Una de antaño

Network, es una película en la que se narra la historia de un presentador de informativos que gozó de una gran popularidad, que fue decayendo paulatinamente hasta quedarse en la nada. Un día tras un momento de locura transitoria, dice en su programa que se va a suicidar en directo en el programa de la próxima semana. Todo esto causa un espiral de polémica que desembocará en que, Hogward Bill, este presentador, consiga de nuevo un éxito de audiencias intachable, convirtiéndose en un profeta dentro del panorama de la televisión en los Estados Unidos. No obstante, no gozaría de un final feliz, debido a la arrolladora fuerza del poder de los directivos de la cadena.

La historia habla sobre los “tejemanejes” que se dan en la industria de la comunicación, en concreto la televisión. La película pone de manifiesto la impersonalidad y deshumanización de esta industria, en la que las personas no existen, en donde no hay individuos, solo audiencias, dinero…todo es un negocio, y cualquier persona que ayude a este negocio será bien recibida mientras sea beneficiosa, pero será desechada en el momento que suponga un mínimo lastre; esto se ve claramente en el desenlace de la película, donde Hogward Bill, es asesinado en directo en su programa, mediante mandato de los ejecutivos, debido a que su popularidad y audiencia, se habían reducido en las últimas semanas.

La película, aunque ya está obsoleta en el tiempo, trata un tema que sigue vigente hoy en día, el de la corrupción que existe en el mundo de la televisión. Las cadenas de televisión ya no tienen escrúpulos a la hora de elegir su programación. Nos encontramos ante una actualidad en la que la palabra “competencia” se sobrevalora de una manera tediosa, donde cualquier directivo “vendería a su propia madre” con tal de sacar partido a la situación. Los términos “audiencia”, “share”, “popularidad”,…se convierten en la obsesión de un grupúsculo de personas encargadas de crear una opinión ante la gente.

En la película, aparece un personaje femenino, es ambicioso, cruel, despiadado, y cuyo único objetivo en la vida es trabajar, y escalar puestos, cueste lo que cueste. Esta mujer es la encargada de la programación de la cadena donde transcurre la trama de la película. Tras una ambiciosa política de programación, en la que los programas destacan más que por su calidad, por su morbo, consigue que su cadena, y el programa de Hogward Bill se conviertan en un éxito de audiencias, y logra escalar puestos dentro de la empresa, llegando casi hasta la cumbre.

Esto sucede en cierto modo hoy en día. Desde hace años, estamos viendo como la televisión se ve reducida al morbo y a la espectacularidad, lo que ha supuesto que se cuestione la seriedad del medio. Aparecen nuevos programas, dirigidos a producir dinero: reality shows, programas del corazón, series chirriantes,…pero todo vale en esta industria, y esto, es lo que se pretende hacer ver, con el final de esta película, que a modo de profecía, ya adelantaba lo que por aquellos años comenzaba a ser la televisión, y en lo que finalmente se ha convertido.

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