sábado, 21 de marzo de 2009

Bienvenido a casa


David Trueba concibió Bienvenido a casa como una respuesta a Soldados de Salamina, ya que quería borrarse la etiqueta de autor dramático, apostando por la comedia y relatando algo que le era muy cercano: el recuerdo de su primera paternidad. Para ello creó un alter ego fotógrafo (Samuel) en el que se identificó y a través de la profesión de éste logra resumir la conclusión del filme, tal como apunta Carlos Fernández Heredero: al principio del filme Samuel fotografía un trozo de cuello de Eva para al final del metraje incluirse el en el encuadre junto a ella y sus hijos.


Entre ambas fotografías han pasado varias cosas: ha conocido una fauna humana compuesta de varios individuos y ha cometido una infidelidad. Unas palabras para cada uno. Félix (Juan Echanove) es un crítico de cine que se quedó ciego en un accidente automovilístico en el que pereció su novia, resignándose así una vida caracteriza por la soledad y por la envidia a quien no la disfruta (al final del metraje Félix encuentra su propia oportunidad). Mariano (Javivi) es un crítico de música de vocación frustrada que ha fundado una familia que termina por ahogarle la existencia, aunque el lo sobrelleve con humor. Contra (Julián Villagrán) es un periodista de economía opuesto a la globalización, pero que a la hora de la verdad es tan pragmático y mundano como todo el mundo.


Junto a ellos Samuel comprende que tener un hijo no significa el final de la libertad, sino una experiencia cálida, no exenta de algunos sinsabores.


David Trueba decidió presentar la cinta en el Festival de Málaga, donde obtuvo el premio al mejor realizador. Para Alejo Sauras significó desprenderse de la imagen de adolescente que le acompañaba desde que empezó a rodar Los Serrano. Concha Velasco regresaba al cine con un papel deshibido de madre castrante y autoritaria, para el que tuvo que enseñar sus pechos, a pesar de los reparos morales que sufrió Trueba a última hora. Algunos críticos como el mencionado Carlos Fernández Heredero y otros como Mirito Torreiro vieron en la película una reflexión del director sobre el mundo agridulce en el que vive y en el que se debe aprender a alcanzar la madurez día tras día.


Otros, en cambio, acusaron cierto conformismo, un retroceso artístico en relación a Soldados de Salamina debido aparte al carácter episódico de la trama. En ese sentido, el crítico Tomás Fernández Valentí acusó al filme de no querer mirar de frente a los personajes, caricaturizándolos, y convirtiéndolos en estereotipos.


Por último, os dejo un fragmento de la película el cuál me encanta.



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